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¿Hay esperanza para Colombia en este 2021?

El preocupante incremento del número de contagios aumentó la incertidumbre en la economía global. No obstante, las noticias sobre una nueva vacuna recuperaron el optimismo en los mercados mundiales que empezaron a reaccionar de una manera más positiva y dinámica desde principio de 2021. Como consecuencia, el gobierno en Colombia modificó sus proyecciones de crecimiento económico para el país a una expansión superior al 5,0%, por su parte, el FMI pronosticó un crecimiento por encima del 6,5% para cierre del presente año. Sin embargo, tal exceso de optimismo, ¿guarda relación con la realidad macroeconómica? ¿Estamos frente a un escenario de rápida recuperación o frente a una percepción ilusoria?


Una característica distintiva de la economía colombiana al enfrentar un choque imprevisto y devastador como el del COVID-19, fue el de haber contado con un sólido desempeño macroeconómico. En efecto, mientras gran parte de los países de América Latina registraban bajas tasa de crecimiento al finalizar 2019, Colombia por su parte, consolidaba la fase expansiva del ciclo, marcando un ritmo de crecimiento superior al 3,0%. De esta manera, ante la llegada de la pandemia, el buen desempeño macroeconómico le permitió absorber con mayor capacidad, los desequilibrios provenientes de la caída de la producción interna y la pérdida de ingresos externos por el colapso de la demanda mundial. Así, mientras se registraba durante el primer trimestre de 2020 una contracción en países como Argentina (-5,4%) y Brasil (-1,6%), el desempeño en Colombia fue positivo (1,1%). Para economistas como José Antonio Ocampo (La República), estas condiciones iniciales serían la base para una reactivación más rápida en comparación a los demás países de la región que se encontraban en situaciones de mayor vulnerabilidad.


No obstante, en un entorno de relativa incertidumbre y a su vez de elevado optimismo, existe una serie de factores económicos y estructurales que si se toman en consideración sugieren un ritmo de recuperación más lento para la economía en 2021.


Expectativas empresariales. Las expectativas que forman los empresarios con respecto a la rentabilidad de los beneficios futuros, inciden en el crecimiento económico, esto se genera a través de la iniciativa o desincentivo a aumentar la inversión y la contratación de trabajadores. Según la última Encuesta Pulso Empresarial del DANE, en diciembre de 2020, el 60,1% del total de las empresas en Colombia afirmó esperar una reducción de los ingresos durante los próximos tres meses. El porcentaje por sectores, aunque exhibe un comportamiento heterogéneo, es igualmente significativo. En Comercio fue de 58,2%, Industria manufacturera 59%, construcción 60,9% y servicios 65,8%. De esta manera, es muy probable que la percepción de una caída de los beneficios, afecte el volumen de inversión y la creación de nuevos puestos de empleo durante el primer trimestre de 2021.


Reforma Tributaria. Los desequilibrios en las finanzas públicas y los desproporcionados niveles de endeudamiento en los que ha incurrido el gobierno para mitigar los efectos de la pandemia, nos enfrentarán inevitablemente a una nueva Reforma Tributaria este año. Aunque no se ha dado detalles específicos sobre el carácter de la Reforma, el Ministerio de Hacienda trabaja actualmente por incrementar el IVA a la canasta familiar y aumentar la tasa de tributación corporativa (La Razón Pública). El problema de gravar con mayores impuestos los ingresos de empresas y hogares, descansa en la producción de efectos depresivos sobre el consumo y la inversión que retardan el crecimiento económico. La evidencia empírica señala que los impuestos sobre las utilidades tienen un impacto negativo sobre la expansión y supervivencia de las firmas, esto acontece principalmente, porque reducen su flujo de caja y con ello limitan su capacidad de financiamiento interno para iniciar nuevos ciclos de inversión, crea incentivos incorrectos para que las empresas no inviertan, no crezcan, no contraten empleo y permanezcan en la informalidad.

Desempleo estructural. Si para 2021 se proyecta un crecimiento por encima del 5% entonces, de igual forma, se debería prever un fuerte aumento en la expansión del empleo y una considerable reducción de la tasa de desocupación. Sin embargo, suponer que la tendencia del mercado laboral replica un patrón similar al de la recuperación económica, es un grave error, al menos por una razón. En países como Colombia, el desempleo es de carácter estructural, tiende a ser elevado y a no reducirse incluso, durante las fases de recuperación económica. Este fenómeno está asociada a rigideces del mercado laboral relacionado con barreras institucionales a la contratación y despido de trabajadores y a los elevados costos laborales no salariales (parafiscales, cesantías, vacaciones, subsidios de transporte, entre otros). Según estimaciones de Anif en Colombia, los costos laborales no salariales equivalen al 48% por encima del valor de una nómina (nivel superior al promedio de la región 43,7%). Los elevados costos, profundizan en el aumento del desempleo y reducen la contratación de empleo formal. Ello plantea un problema aún mayor, porque sin empleo la recuperación económica tardará aún más.


En este contexto, si se analizan con mayor rigurosidad los desequilibrios estructurales que pesan sobre el mercado laboral, el masivo aumento de la deuda pública como porcentaje del PIB y la pérdida de confianza empresarial, la proyección de crecimiento económico es probablemente inferior a la estimada (5,1% y 6,5% en 2021). Tanto el gobierno nacional como los organismos internacionales, excluyen de sus ejercicios de pronóstico, que la debilidad del sector empresarial reducirá el volumen de inversión, el empleo y finalmente el crecimiento económico. Un deterioro significativo del desempeño empresarial que se verá más afectado con la implementación de una nueva Reforma Tributaria.


Ante este complejo escenario de reactivación, las medidas de política económica adoptadas por el gobierno deberían orientarse a facilitar la creación de empresa, reducir los costos laborales no salariales, disminuir los impuestos a las utilidades, crear incentivos para atraer inversión extranjera y reducir las partidas innecesarias del presupuesto nacional que generan bajas tasa de retorno a la inversión con el fin de reducir el déficit fiscal. En suma, la política es sencilla, garantizar que exista un tejido empresarial fuerte y una mayor flexibilización del mercado laboral, elementos importantes para acelerar el empleo y brindar el impuso adicional que requiere la economía en el proceso de recuperación. Es imposible recuperar un ritmo de expansión superior al registrado previo a la crisis con desequilibrios fiscales de fondo, rigideces en el mercado laboral y un sector empresarial en quiebra y presionado por mayores cargas tributarias.


Fuente.

https://razonpublica.com/la-reforma-tributaria-2021/


https://www.larepublica.co/economia/entrevista-con-jose-antonio-ocampo-sobre-las-reformas-que-debe-hacer-el-gobierno-de-colombia-3048727?utm_medium=Social&utm_source=Facebook#Echobox=1598189901


https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/comercio-interno/encuesta-pulso-empresarial



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